Blogia
La Voz de Mego

Desnudos

Desnudos

Has cruzado la calle sin mirar atrás. Me has dicho adiós mientras dormía, pero has permanecido un rato pensando en alejarte. He sentido que te ibas porque la mañana es fría. Son tantas las mañanas que te vas y las noches que no llegas que todo parece normal. Pero me has dicho que hoy te ibas de verdad, para siempre, como si nunca no existiera y tu voz fuera eterna. Te has creído dueño del tiempo por un momento y has seguido sin mirarme.

Sé que nunca me has mirado, ni siquiera cuando ese adiós era hasta luego y esos besos significaban una vez más sexo compartido. Me gustaría mirarme en el espejo, desnuda. Pienso que tal vez nunca quise quererte y por eso me dejas. Quizá no he querido nunca a nadie y por eso te vas.

Otra persona cruza la calle y tampoco mira atrás. Nadie mira nunca atrás cuando camina. Y si lo hace no suspira. Pensé que era difícil decir adiós para siempre. Y más si de verdad es para siempre. He pensado que moriría algún día sin tu compañía, ni siquiera una llamada y tú seguirías vivo para siempre. Ahora será tu castigo por haber mentido, porque para siempre no existe y tú te has ido.

No quiero vestirme, hoy no, no podría aunque quisiera, y te has ido sin darte cuenta, esta vez ni me has tocado, por miedo a no saber decir adiós. Como lo has hecho al fin. Sin verme de nuevo.

Adiós y soñar que no te has ido. Que regresas y me acaricias suavemente, provocándome, como cuando lo haces mirándome a… ¡Nunca me has mirado! Y te he sentido porque tus manos me tocaban seguras, me tocaban y sabían hacerlo como si mi cuerpo fuera el tuyo, como si el onanismo compartido existiera de verdad. Contigo era así. No me hizo falta nunca jugar a perderme, ni siquiera necesité esconder mi escote. Pero tú nunca me mirabas y yo iba siempre vestida. Por eso te has ido.

Nunca fui capaz de cerrar los ojos, y ahora sólo puedo cerrarlos. Cerrarlos y caminar desnuda, sin que me veas, como siempre, pero ahora también sin que me sientas. Ahora me gustaría correr sin vestirme, y tumbarme en la cama soñando que me tumbas. Pero ahora todo es sueño y he dejado de dormir y despertar eternamente.

La resaca de anoche ya no tiene gracia. Te has ido.

Caminas ahora en algún lugar sin saber que te has ido pensando que te he dejado.

Y nunca me has mirado y te has ido. Y he querido que te quedaras y te has ido. Y he querido abrazarte para siempre, pero te has ido. He intentado levantarme y oponerme a que te fueras y aún así… te has ido.

 He muerto y tú te has ido, sin mirarme porque nunca lo has hecho. Y yo desnuda, porque nunca antes lo había hecho y ahora no soy capaz de deshacerlo.

El otro, el odiado, el amante indeseado, el tercero en discordia, un infarto infortunado y te has ido. Sin mirar, pero esta vez han sido tus lágrimas las que no te han dejado mirar. Sólo hoy me he alegrado de que nunca hubieras visto. Porque de haberlo hecho te hubieras quedado, y yo no hubiera sido capaz de haberte superado en ceguedad. De no abrazarte y no decirte como tú me decías: “Te siento tanto”. Ahora soy yo la que no ve y mira atrás suspirando como nadie lo hace, porque ni siento, ni veo, ni puedo hacerlo.

Te has ido y yo me he ido.

En el aire sólo queda el orgasmo de una noche que ahora promete ser eterna.

0 comentarios